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NEUROCIENCIA APLICADA (II).

Como explicábamos en el artículo “Neurociencia aplicada (I)” el conocimiento científico sobre el funcionamiento del cerebro nos permite acceder a los procesos internos que están en la base de nuestros pensamientos, emociones y comportamiento. Este conocimiento tiene una aplicación práctica en nuestra vida cotidiana que nos facilita alcanzar nuestras metas.

Si en el anterior artículo tratamos conceptos tan interesantes como la neuroplasticidad autodirigida, el sistema de neuronas espejo, la capacidad de atención, percepción y memoria del sistema cognitivo, en este artículo nos centraremos en la hipótesis del marcador somático, el sistema de refuerzo-recompensa y la influencia del metabolismo cerebral en el rendimiento.

Hipótesis del marcador somático. Según Antonio Damasio uno de los más prestigiosos neurocientíficos en la actualidad, un marcador somático es una especie de alarma automática que llama la atención con respecto a un peligro potencial a partir de un determinado curso de acción. En la mayor parte de los casos, estos marcadores nos apartan de alguna elección de la que la experiencia nos disuade, aunque también puede alertarnos con respecto a una excelente oportunidad. Por lo general, en ese momento no recordamos qué experiencias específicas formaron ese sentimiento negativo. Lo único que necesitamos es la señal que nos indique que determinado curso de acción podría resultar desastroso. Cada vez que surge ese sentimiento visceral, podemos abandonar o perseguir inmediatamente esa vía de análisis con mayor confianza, y así reducir nuestra serie de elecciones a una matriz de decisiones más manejable. La clave para una toma de decisiones personales más acertadas es, en resumen, estar en sintonía con nuestros sentimientos.

Esto que a veces llamamos intuición es algo muy útil que tenemos disponible en nuestro cerebro y que actúa de forma inconsciente para advertirnos cuando tenemos que tomar decisiones rápidas. La experiencia hace que vayamos generando este marcador somático y por eso deberíamos intentar generar experiencias acordes con nuestros objetivos.

Sistema de refuerzo-recompensa. El sistema límbico: contiene el circuito de gratificación del cerebro. Conecta varias estructuras que controlan y regulan nuestra capacidad de sentir placer en relación a un neurotransmisor llamado dopamina. El hecho de sentir placer nos motiva a repetir estos comportamientos como acciones esenciales para nuestra existencia. Investigaciones llevadas a cabo por dos especialistas en el campo de la neurociencia social, Lieberman y Eisenberg, de la Universidad de California, explican que nuestros cerebros reaccionan de forma similar cuando recibimos reconocimiento social que cuando recibimos una recompensa monetaria. Según estas investigaciones, el cerebro se comporta siguiendo dos principios fundamentales: 1) Maximizar lo que nos hace sentir bien; 2) Minimizar o evitar lo que nos amenaza.

Esto podría indicar que los circuitos cerebrales que utilizamos en nuestra experiencia social son básicamente los mismos que los que utilizamos para nuestra supervivencia.

Entonces, utilizar el refuerzo social agradeciendo y alagando los comportamientos de los demás que nos gustan es como invertir en valores seguros para que se vuelvan a producir.

Metabolismo cerebral. El conocimiento del conjunto de reacciones bioquímicas cerebrales que utilizan fundamentalmente oxígeno y glucosa y que permiten que el cerebro desarrolle sus funciones es interesante dado que la energía mental va a depender, del metabolismo cerebral. Sabemos que el sistema nervioso consume más glucosa que muchas otras partes del organismo. Además, el esfuerzo mental es una actividad que parece ser especialmente necesitada de glucosa. Cuando estamos activamente enfrascados en difíciles razonamientos cognitivos o en una tarea que requiere autocontrol, el nivel de glucosa en la sangre desciende. Este efecto podría ser análogo al que se produce en un corredor, cuya cantidad de glucosa almacenada en sus músculos disminuye durante una carrera. Algunos experimentos han demostrado que cometemos más errores y tomamos decisiones precipitadas cuando estamos agotados mentalmente.

El psicólogo Daniel Kahneman, Premio Nobel de Economía en 2002, muestra el siguiente ejemplo: “Una inquietante demostración de efectos de agotamiento en los juicios ha aparecido recientemente en Proceedings of the National Academy of Sciences. Los participantes involuntarios en el estudio eran ocho jueces de Israel. Pasaron días enteros revisando casos de aplicación de libertad condicional. Los casos eran presentados en orden aleatorio, y los jueces emplearon poco tiempo en cada uno, una media de seis minutos. (La decisión más común fue la denegación de la libertad condicional; solo el 35 por ciento de las peticiones fueron aprobadas. El tiempo exacto de cada decisión fue registrado, así como el que emplearon los jueces en las tres pausas del día para tomar alimento, la matutina, la del almuerzo y la de la tarde). Los autores del estudio relacionaron la proporción de peticiones aprobadas con el tiempo transcurrido desde la última pausa. La proporción alcanzaba un pico después de cada comida, cuando alrededor del 65 por ciento de las peticiones eran concedidas. Durante unas dos horas antes de la próxima comida de los jueces, la cantidad de aprobación descendía uniformemente, hasta cerca de cero justo antes de la comida. Como este resultado no era del agrado de nadie, los autores buscaron cuidadosamente otras muchas explicaciones alternativas. Pero la mejor explicación posible de los datos brinda malas noticias: jueces cansados y hambrientos tienden a tomar la decisión más fácil y común de denegar peticiones de libertad condicional. La fatiga y el hambre probablemente sean aquí determinantes.”

 Sabemos, entonces, que el cansancio y la falta de nutrientes en nuestro organismo pueden determinar nuestras decisiones. Esto es un dato a tener en cuenta para ejercer nuestra responsabilidad.

Hemos visto algunos ejemplos de cómo funciona nuestro cerebro para integrar nuestro pensamiento y nuestras emociones en nuestro comportamiento. Los avances en el conocimiento neurocientífico pueden aportar nuevas herramientas para autodirigirnos y gestionar nuestra vida.

Eduardo Lázaro Ezquerra

Psicólogo General Sanitario
Colegiado nº.: M-15645
Teléfono: 647910142

Email: elazaroezquerra@gmail.es

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